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jueves, 23 de mayo de 2013

EL PORRISMO HAY QUE TOMARLO EN SERIO


Hay quienes se dedican al porrismo escolar en cuerpo y alma por amor al deporte, en tanto que para otros se convierte, además, en una profesión.
El ingeniero Rafael Ortega Silva es uno de los primeros. Un día llegó al Colegio Teresiano, de Bogotá, a observar las prácticas de su hija Natalia. Al darse cuenta de que no seguían los parámetros de entrenamiento, les pidió a las directivas dirigir esa práctica.
De eso ya hace nueve años y ahora sus alumnas no desean que se vaya. Con los conocimientos que tenía (es Cinturón Negro) comenzó su labor con coreografías de revistas de gimnasia, más de estilo de presentación, y a partir de allí fueron puliendo las técnicas.
Esa inclinación por el deporte y el afán de hacer las cosas bien, lo han llevado a hacer varios cursos de cheers leaders en campos de verano en Estados Unidos. Sus conocimientos los comparte con su hija Natalia, estudiante de ingeniería y que entrega a las niñas de primaria del Teresiano.
El porrismo debe tomarse en serio, no son niños o niñas que graciosamente saltan. El entrenamiento está basado en la disciplina y el compromiso, al igual que en la precisión de movimientos, la fuerza y la velocidad

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